El año pasado, gracias a la visita de mis suegros, cambiamos los muebles del balcón porque teníamos una hamaca, que por más divertida que era, no era funcional con la visita de 5 semanas de ellos.
Necesitábamos crear más espacios donde ellos puedan estar, así que compramos unos lindos y cómodos sofás. Y estos sofás se convirtieron en un espacio mágico, más allá que están en nuestro lugar favorito de la casa, es porque los armamos juntos.
Recuerdo que llegaron las cajas al día siguiente que ellos llegaron a Panamá, y por más que lo más sencillo era pagar 10$ para que el conserje los arme. Me puse a abrir las cajas y armamos poco a poco un sofá, luego el otro, la mesa y así todo el set. Mi suegra sostenía de un lado, un niño del otro y mi suegro que es experto armando cosas... como maestro de obras indicando y explicando que por este lado, y no por el otro.
Fue una tarde muy especial, nos reímos mucho porque de verdad habían piezas que no teníamos idea de cómo iban, pero se volvieron mágicos porque cada vez que los usamos nos transportan a esa tarde y al cerrar los ojos los veo a todos aquí conmigo.
Necesitábamos crear más espacios donde ellos puedan estar, así que compramos unos lindos y cómodos sofás. Y estos sofás se convirtieron en un espacio mágico, más allá que están en nuestro lugar favorito de la casa, es porque los armamos juntos.
Recuerdo que llegaron las cajas al día siguiente que ellos llegaron a Panamá, y por más que lo más sencillo era pagar 10$ para que el conserje los arme. Me puse a abrir las cajas y armamos poco a poco un sofá, luego el otro, la mesa y así todo el set. Mi suegra sostenía de un lado, un niño del otro y mi suegro que es experto armando cosas... como maestro de obras indicando y explicando que por este lado, y no por el otro.
Fue una tarde muy especial, nos reímos mucho porque de verdad habían piezas que no teníamos idea de cómo iban, pero se volvieron mágicos porque cada vez que los usamos nos transportan a esa tarde y al cerrar los ojos los veo a todos aquí conmigo.
Comentarios